sábado, 13 de agosto de 2011

lunes, 1 de agosto de 2011

La inseguridad de la que nadie habla.

En el primer semestre de este año, han muerto al menos 151 mujeres.
Enfatizo el al menos porque las estadísticas son incompletas, ya que solamente surgen de lo que los medios de comunicación publican.
No se toma en cuenta los femicidios que luego son caratulados como accidentes de tránsito, muerte natural (donde después de un episodio violento mueren varios días después en los hospitales), ni los suicidios, o accidentes domésticos. Por eso es al menos.
El informe da cuenta de un aumento del 20% respecto al año pasado.
El 56% de los sospechados resulta ser el esposo, pareja, ex pareja o novio. En definitiva el porcentaje demuestra que las relaciones íntimas de estas mujeres son relaciones peligrosas.
“Durmiendo con el enemigo” es una famosa película que muestra una relación violenta, estas mujeres durmieron con el enemigo durante algún tiempo.
Veintisiete de ellas realizaron denuncias, pidió ayuda, pero no les alcanzó, en al menos 3 de estos casos había restricción perimetral.
Diecinueve de estas mujeres murieron como consecuencia de ataques con fuego.
El promedio de las muertes da que es más de 1 mujer diaria, sin embargo esto debe ser algo más que un número o promedio.
No escuché en todo este tiempo ningún candidato hablar de esta inseguridad, se habla de la inseguridad social respecto a robos, a pérdidas materiales y aún en cuanto a homicidios en ocasión de robo, pero ¿esto no es inseguridad social?
¿No es preocupante y digno de ocupación que las relaciones cercanas e íntimas de una persona tengan estos desenlaces?
¿No deberíamos cuestionarnos y dejar atrás el mito del hogar dulce hogar, o de que en todos lados se cuecen habas,  o el peor ya que demuestra más indiferencia el de que es una cuestión privada no podemos hacer nada.
Debemos rearmar las redes sociales, que posibilitarían a las víctimas, mayores oportunidades para salir de relaciones violentas. Los recursos estatales no son suficientes, pero los y las ciudadanas podemos comenzar a colaborar dejando de ser indiferentes.
Dejando de mirar sólo nuestros problemas y comenzando a cultivar nuevamente la solidaridad, mirando y comprometiéndonos para que este flagelo no siga aumentando.
Trabajando en desarmar los estereotipos de género, los prejuicios, desnaturalizando la violencia y el mal trato en todas sus formas y hacia todas las personas.
Tenemos mucho trabajo por delante.

MCU
María del Carmen Umpiérrez